MI PRIMERA INCURSIÓN AL OJOS DEL SALADO

NOTAS DE VIAJE, UNA VERSIÓN DE BUTACA DERECHA

 04 al 13 de Marzo de 2011

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MARTES 8 DE MARZO: SOLOS al SOLO

                No para todos fue una buena noche, sobre todo para Pablo Anastasio que le venía pegando fuerte la altura. La mañana amaneció muy nublada con una tenue nevada que se hizo más intensa mientras desarmábamos el campamento y pintó todo de blanco.

                Del lado de la Cherokee vino la mala noticia que tenía dañado el puente de la caja y entonces debería andar con más cuidado (¿?).


Campamento pintado de blanco por la mañana


El travesaño soporte de la caja  tenía una pequeña avería...

                La idea era bajar al cauce del río Cazadero, remontarlo hasta sus nacientes y una vez arriba, dirigirnos al Mirador de la laguna Verde donde nos encontraríamos con Pepe y Pexa y, tal vez, con los motoqueros. Ellos sabrían lo que estábamos haciendo ya que en el hotel de Cortaderas hay Internet y tenían la página del SPOT que transmitía online nuestra posición cada 10 minutos.

                Salimos hacia el sur en medio de una nevada que nos reducía mucho la visión, pero como recorreríamos un track conocido no era gran problema. De hecho nos simplificó la vida al no poder apreciar la pendiente y la longitud del alocado tobogán en que nos tiramos para llegar al valle del Cazadero.


Alocado tobogán con el que nos depositamos en el Cazadero

                 Eduardo nos había dicho que la huella que nos esperaba ahí abajo era apenas incipiente ya que los accesos desde la RP60 remontando el Cazadero tenían un par de obstáculos insalvables y por eso le entrábamos por el tobogán sin retorno; sin embargo estaba muy marcada, lo que denotaba algún cambio, así que decidimos ir a curiosear al menos el obstáculo más cercano, comprobando que alguien anduvo trabajando por allí y tal vez ahora sea “fácil” ingresar. Esta huella se usaba con mulas para aproximarse al volcán Nacimiento o Walter Penck.


Debajo de esta fresca capa de nieve la huella del Cazadero llegaba a verse claramente

                Mientras tanto, el cielo se despejó y el sol comenzó a derretir rápidamente la capita de nieve fresca; al retomar nuestro camino volvimos a pasar por la bajada donde nos tiramos y ahora, toda visible, parecía increíble que hubiéramos entrado por ahí.


El tobogán sin retorno por donde bajamos

                El río Cazadero, lleno de mallines traicioneros y de aleros en sus márgenes, nos dejó avanzar tranquilamente hasta sus nacientes, una inmensa planicie que oficia de divisoria de aguas a 4800 msnm. Siguiendo un poco el “Contra Cazadero” (la otra vertiente opuesta de la divisoria) nos dirigimos  al mirador de la laguna Verde mientras por VHF nos enteramos que Pepe y Pexa nos esperaban pero sin las motos, ya que habían decidido evitar la altura porque mucho había sido el sufrimiento de los días anteriores.


Viajeros en una divisoria de aguas en la vastedad de la puna


Mirador de la laguna Verde, un paisaje de ensueño

                En el mirador, además la laguna Verde se puede apreciar la otrora “bajada imposible”, que a la luz de las huellas que hay por doquier, se ha convertido a lo sumo en una "subida complicada”. Allí nacía nuestro intento de rodear al volcán Solo.

                Bajamos a la laguna Verde por esa interminable pendiente hasta que al llegar a la laguna misma, comenzamos a remontar hacia el norte encadenando sucesivamente la laguna Verde, luego la poco original Salina de la Laguna Verde y más tarde la laguna de la Salina o Tres Quebradas. Allí hubo que dejar lastre: Pablo Anastasio muy afectado por el mal de altura necesitaba recuperarse y entonces, Christian solidariamente resignó la acometida al volcán Solo y se quedó a acompañarlo.

                El resto seguimos internándonos por el cauce del río que alimenta la última laguna, el cual primero se encajona en el sector donde Eduardo había plantado bandera en el viaje anterior por mal tiempo.


El único lugar de acceso al Solo es por el cauce de este río

                Luego el cauce se convierte en un anchísimo arenal con sectores de barro salitroso, que recoge el agua de todas las quebradas adyacentes. Nosotros seguiríamos la que baja del Solo hasta que encontramos una interminable rampa ondulada que nos llevó sin escalas hasta los 5300 msn, justo a la cornisa circular que habíamos visto en GE para rodearlo.


Impresionantes amplitudes que es una delicia explorar

                Otra vez es indescriptible tener “ahí”, al alcance de la mano un coloso nevado de 6205 metros.  Para un andinista hubiera sido pan comido llegar a la cima desde ahí.

                El intento de rodearlo fracasó a poco de acerarnos al límite internacional, donde las nieves eternas, cual Carabineros chilenos nos impidieron ingresar “ilegalmente” al país trasandino. De hecho Denis estuvo un buen rato retenido por una filosa piedra de la que quedó colgado….


El hermoso y remoto volcán Solo, ahí al alcance de la mano

                Lo avanzado de la tarde, nos hizo desistir de hacer locuras, amén que nos preocupaba cómo se encontraría Pablo para sacarlo de allí. Volvimos sin contratiempos, tomando algunos atajos “sin retorno” y con las huellas marcadas el regreso fue un paseo.

                Pablo estaba mejor pero era prudente hacer algo por él y de común acuerdo decidimos intercalar una neutralización en Fiambalá para recuperación. También era prudente reparar el puente de la caja de Eduardo antes de seguir tratando de romperlo…


La larguísima baja por la rampa que conduce al Solo

                La bajada “imposible” en reversa no fue muy difícil sino fuera porque en el afán de salir del pozo de la laguna Verde algunos nos equivocamos de quebrada y tuvimos que desandar bastante. Casi de noche nos reagrupamos en el mirador y vía laguna de los Aparejos nos dirigimos a La Coipa (un kilombo andar por los caracoles y sus atajos de noche) y de ahí por la RP60 raudos hacia Fiambalá.

                Milagrosamente, ya que siempre es difícil conseguir alojamiento, a las 23:00 hs conseguimos lugar en dos departamentos decentes, con tiempo de sentarnos a cenar algo como la gente en una mesa. Mañana veríamos cómo seguía la cosa.

MIÉRCOLES 9 DE MARZO:  NEUTRALIZACIÓN EN FIAMBALÁ

                La noche anterior habíamos pensado que descansando esa noche y aprovechando la mañana para las reparaciones, a la tarde nos largábamos de nuevo a las alturas, pero lo que no habíamos considerado que habiendo bajado la adrenalina de los tres primeros días todos estábamos fusilados y queríamos descansar. Se impuso entonces un día de “neutralización” en Fiambalá para reponer energías.

                Mientras arreglamos el puente de la caja de Eduardo (quedó una pinturita), los demás se ocuparon de reaprovisionarse y organizar un asadazo con baños termales incluidos en las termas de Fiambalá. Tan exitoso fue que ya algunas voces pedían quedarse allí lo que quedaba del viaje…


El Abaucán venía crecido y complicaba el acceso a las termas de Fiambalá


Vista de las Dunas de Fiambalá desde el camino a las termas


Las montañas que albergan las termas de Fiambalá


Asadito en las termas

                No obstante, a media tarde los más impacientes conseguimos empujar a todos a dar unas vueltas por los alrededores. El Doc Alonso tenía el dato de por dónde accedió el Dakar a las dunas desde la ruta a San Francisco y fuimos a investigar.

                Encontramos unas muy bonitas lomadas, ideales para jugar, donde nos entretuvimos toda la tarde recorriéndolas como chicos con 4x4 recién comprada. No fuimos a los médanos porque se levantó viento y se armó una fuerte tormenta de arena que prometía esmerilados varios.


Las dunas mas altas del mundo, en Medanitos


Huellas del Dakar

A la noche nos juntamos en uno de los departamentos para comer todos juntos y planear nuestro desafío del día siguiente: Inca Pillo por el este. ¿Podremos?

Para leer la detallada narración de Eduardo en su página, clickear    >>>> ACÁ  <<<<<

LO DEL PAMPA INCA PILLO ESTE  >>