PRIMER TRAVESÍA FERROVIARIA SOBRE EL CGBA:
EL EXPRESO SUZUKI EN BUCHANAN

Circa 2006

                Un domingo 14 no recuerdo de que mes y año nos juntamos cuatro chatas del Suzukiclub4x4 con sed de aventura para tratar de recorrer un buen tramo de las vías abandonadas del viejo ferrocarril de trocha angosta de la  Compañía General Buenos Aires, desde su cruce con el Ferrocarril Roca Ringuelet - Brandsen (también abandonado) hasta donde pudiéramos. Las lluvias de los últimos días presagiaban complicaciones si en algún tramo debíamos abandonar el terraplén.

                A las 9:00 hs nos encontramos en el Destacamento Policial del Paraje El Peligro, donde avisamos de nuestra incursión,  Danyel14 con su babosa dorada, Bruno con su Jeep, Gustavo y Fede con su Samu y quien escribe, Pampa junto a su hijo Pablito y el inefable Coco Logioco en la Vitarita blanca. Contamos además con el especial aporte de Mario que se encargaría de registrar en video todas las peripecias.

                Dejamos la Ruta 2 después del cruce a Gómez, aprovechando la trocha ancha del Ferrocarril Roca que algunos vecinos usan como acceso a sus campos, para dar comienzo al recorrido desde el puente sobre nivel entre los ramales.

                La idea original era subir al terraplén ahí mismo y empezar a recorrer el ramal. Subir al terraplén no iba a ser fácil puesto que la pendiente es 45° y estaba muy resbalosa por las lluvias.  Intentamos trepar andando por varios lugares y no llegábamos arriba con chances, aunque Bruno con el Jeep arrimó bastante.


El cruce de los dos ferrocarriles: por abajo el Roca, por arriba el CGBA


Tratando de trepar al empinado terraplén

                Decidimos avanzar por el costado hasta encontrar alguna subida accesible. Avanzamos unos 400 metros en pleno pantano hasta que un alambrado nos obligó a subir. Andando con las chatas lo intentamos pero no era posible ya que ahí era más corto pero la pendiente estaba muy blanda. Optamos por los malacates y entonces yo traté de subir con mi Vitara pero el malacate no funcionaba correctamente y le dejé el lugar a Dany que comenzó a subir sin problemas hasta que su batería, maltrecha, pareció decir basta cuando casi estaba arriba y eso que trabajaba con polea de reenvió.

                Mientras se recuperaba la batería evaluamos la situación y vimos que el alambrado tenía una pasada pero había un tremendo lagunón antes de llegar al camino a Gómez que no lucía viable y entonces yo salí a la ruta para entrar al revés al terraplén desde ese camino y ayudar a Dany y al resto a subir. Mientras hice el rodeo, muy entretenido ya que el camino a Gómez estaba muy pesado, Dany consiguió subir pero no daba para remolcar al resto hacia arriba porque nos quedaba un sólo malacate y no sabíamos que podía haber más adelante.

                Tercos, para evitar la salida a la ruta, Bruno y Fede pasaron el alambrado y bordearon el pantano por una huella muy inclinada. Bruno pudo acceder sólo al camino vecinal donde yo lo esperaba, pero Fede quedó peligrosamente inclinado y tuvimos que ayudarlo con lo malacates para poder llegar.

                Los primeros 500 metros nos habían dado más trabajo que el esperado.


A fuerza de malacates



El Samurai haciendo equilibrio

                Nos encolumnamos los cuatro sobre el terraplén y empezamos a recorrerlo. Este tramo no tiene vías ya que se las han robado hace unos años junto con los durmientes. Como la vegetación creció mucho, no podíamos prever los inevitables pozos debido a la falta de durmientes. No obstante los saltos, el tramo era muy entretenido ya que avanzábamos por terreno "casi" virgen con yuyales tal altos como las chatas.


El terraplén estaba terrible pero era hermoso saber que imitábamos a un tren


Circulando sobre el terraplén

                Un alambrado "ilegal" sobre el terraplén estaba caído en uno de sus laterales y lo esquivamos sin problemas. Más adelante la segunda dificultad grande: una alcantarilla con un árbol en el medio y con mucha agua a los costados, nos puso a pensar. Decidimos quitar el árbol para ver si podíamos armar un puente provisorio. Así que saqué la motosierra y en equipo despejamos la estructura metálica que no tenía vías y un sólo durmiente central. Probamos con las planchas pero no daban las dimensiones así que no nos quedó otro remedio que tirarnos por el costado: el pantano no era tan grave pero lo difícil era volver a subir al terraplén sin envión. Yo me largué primero y si bien pasé la alcantarilla no conseguí subirla, ya que siempre patinaba al llegar arriba.


El alambrado ilegal y la alcantarilla

                Para que los demás no perdieran tiempo, yo seguí por el pantano unos 400 mts con mucha dificultad y potencia (bloqueo trasero, 2° de baja a 4500 RPM todo el tiempo) hasta que encontrar un pequeño terraplén transversal. Usé la "colectora" medio inundada en lugar del carril central.

            Los demás tuvieron la misma dificultad para subir pero finalmente subieron después de innumerables intentos, excepto Bruno, que subió de una. Nos volvimos a juntar donde yo los esperaba y el Expreso Suzuki siguió su avance imparable, aunque la vegetación trataba de impedirlo.



Pampa por Colectora


El Samurai y el jeep haciendo gala de potencia


Apenas se ven las chatas


Espesa vegetación sobre el terraplén

                Unos kilómetros más adelante encontramos un cartel ferroviario de una especie de apeadero. "Primavera" leímos y ahí Coco nos contó la historia del mismo:

Este cartel lo colocamos con otro muchacho con el que recuperamos buena parte del ramal a pico y pala allá por el 2003 cuando, después de colocar "a pulmón" unos 200 metros de vía faltante, un día llegamos con nuestras zorras hasta aquí y como era el día de la primavera, decidimos fundar este apeadero y llamarlo así.

                Un hecho muy curioso es "fundar" una estación donde ya no hay vías, pero ellos se dieron el gusto. El Expreso Suzuki pasó por allí e hizo una parada fotográfica.

                Coco estaba muy emocionado porque no creía que su pequeña obra pudiera estar ahí debido a la natural depredación que sufre todo lo que no se usa.


Apeadero Primavera, con su fundador

                Seguimos adelante un poco por arriba y un poco por abajo del terraplén hasta encontrar el siguiente camino vecinal, cerca la una de las líneas de alta tensión que terminan en Abasto. Allí abandonamos la traza por unos 300 metros para evitar abrir unos alambrados innecesariamente. El puente del arroyo Abascay se interpuso en nuestro avance.

                No lucía muy sencillo de cruzarlo ya que vadearlo parecía posible ya que tenía mucha agua y había que cortar alambrados. El puente estaba completo pero no quedaba otro remedio que transitar sobre los durmientes "a los saltos" ya que tampoco teníamos suficiente cantidad de planchas. Obviamente elegimos la única posible, así que con mucho cuidado empecé a cruzar "a los saltos" subiendo y bajando de los durmientes; para colmo la distancia entre ejes de las Vitaras 5 puertas hacia que siempre  las ruedas estuvieran todas arriba o todas entre los durmientes. Lo bueno es que la trocha daba justo para que las vías queden adentro. Así a puro embrague y freno fui pasando hasta que casi sobre el final me quedé atascado y ahí lo poco que tiraba mi malacate me sacó adelante.

                Después fue el turno de Bruno, que tenía el problema que su trocha era muy angosta y no cabía entre las vías. Pero le puso el pecho a la dificultad y con una rueda sobre un riel y la otra sobre los durmientes con un poquito de inclinación también pasó.

                En su turno, Fede nos sorprendió porque lo pasó al galope corto: la trocha calzaba justo y además al distancia entre ejes, a diferencia de la Vitara, hacía que alternativamente un eje cayera entre durmientes y el otro no. Pasó perfecto y casi no nos dio tiempo para las fotos.

                Al final paso Dany con los mismos problemas que yo, pero al tener el malacate optó por avanzar directamente con él, que resultó una muy buena opción.

                El obstáculo más difícil lo acabábamos de pasar y estamos seguros que nunca antes pasaron chatas por ahí !!!!!

                Ya empezábamos a tener hambre y la estación Buchanan donde pensábamos comer estaba todavía lejos. Le metimos un poco de ritmo y avanzamos bastante rápido por un buen trecho por abajo del terraplén. Un hermoso cruce por un cerrado montecito de álamos que trataba de "comerse" el hueco por donde pasaban las vías estuvo divertido hasta que llegamos al camino vecinal que pasa por el costado del autódromo de La Plata.


Atravesando montes

Por un buen tramo las vías a partir de ahí, las usa un vecino para entrar a su campo, así que eran casi una calle. Luego volvieron nuevamente a la normalidad y tuvimos que ir despacio sobre el terraplén ya que por abajo eran verdaderas lagunas. Otro monte similar al anterior se atravesó en nuestro paso con la novedad que en su interior se habían robado las vías y los durmientes.


Monte de los Chorros de Rieles

La arboleda que rodea a la estación Buchanan ya estaba a la vista cuando una alcantarilla como la primera que sorteamos nos complicó la vida y tuvimos que bajar al pantano lateral. Costo bastante pasar y a mí me tuvo que ayudar Bruno con su Jeep; con esfuerzo todos atravesamos el pequeño pero resbaloso arroyito y quedamos a tiro de Buchanan.

El último kilómetro lo hicimos por una calle lateral a las vías ya que el tiempo nos empezaba apremiar y ahí tuvimos un "bonus track": dos ciervos que seguramente se habían escapado del campo contiguo se quedaron mirándonos tan sorprendidos como nosotros.


Ciervos en Buchanán

                Finalmente, llegamos a la Estación Buchanan donde paramos a devorarnos las viandas a las 15:30 despues de no haber probado bocado durante todo el día. Algunos se pusieron a descansar.

                Armamos un improvisado comedor en el hall de la abandonada estación, maravillados por la excelente construcción centenaria y por el incompresible abandono, que sería infinitamente peor si Coco Logioco no la tratase de preservar a título estrictamente personal.


La querida Buchanan en 2006

El Expreso Suzuki, estacionado en el andén de la estación Buchanan, daba por terminado su viaje inaugural de casi 10 km allí, pero con el objetivo de continuar hacia Guernica en la próxima expedición, donde ahora podríamos ir acompañados por la zorra de Coco ya que las vías están en condiciones "operativas" en ese tramo.

Como colofón, la salida a la ruta 53 no pudo ser más divertida: justo debajo de una de las líneas de alta tensión, el costado del terraplen tenía el barrito suficiente para entrarle ligero y hacer piruetas sin riesgos, así que todos le dimos rienda suelta al volante y al acelerador para hacer derrapes tirando barro para todos lados.


Barrito final de despedida

Pampa

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