En la zona que sigue a Las Plumas, donde se cruza el río Chubut, la RN 25 es una
delicia. El Valle de las Plumas, el Valle de Los Mártires
y el Valle de las Ruinas se encadenan siguiendo el curso del río dando un
espectáculo que no permite darse cuenta del kilometraje rodado. Inevitable sacar fotos,
de las que huelgan comentarios.
Me gustó mucho esta foto
En Los Altares, nos detuvimos a cargar combustible
y antes de las
14:00 hs estábamos en Paso de Indios donde improvisamos el primer almuerzo del
viaje mientras esperamos a los Huincas y compañía, que no tardarían en llegar.
Marcelo nos
relata cómo los Huincas, Christian y Eduardo se llegaron
hasta Paso de Indios a través de Paso del Sapo, desde Ingeniero Jacobacci:
Desayuno en Cumelcan
Durante el desayuno nos enteramos que Christian había llegado a eso de las 2 de
la madrugada y que había descansado algunas horas. Un poco demorada en la
partida, la Columna del Oeste regularizó sus equipos: Chris y Edu en la Hilux y
el Gigante y Yo en
la Nativa. Salimos a eso de las 9:00 horas desde la estación de servicio de Ingeniero
Jacobacci con
dirección Paso de Indios, para recorrer unos 250 kilómetros de un camino enripiado que
ninguno de nosotros conocía.
Paisajes del Rio Chubut
Puente de Paso del Sapo
La traza de la RP 12
Los paisajes de la RP 12
Párrafo aparte para toda esta zona, especialmente cuando el camino se ciñe a las
por momentos caudalosas aguas del Río Chubut; la ruta en perfecto estado, los
paisajes muy bonitos, todo haciendo el viaje muy entretenido.
Luego de hacer una
parada para matear antes del puente en el paraje Paso del Sapo, seguimos camino
hasta que a las 14:02 horas llegamos a la estación de servicio de Paso de los
Indios, donde nos esperaba la Columna del Este. En verdad la precisión en cuanto a lo planificado terminó siendo
asombrosa. En ese momento el grupo de cazadores quedaba totalmente conformado,
con las seis camionetas que serian parte de esa inolvidable aventura.
La Comunidad
de las Confluencias, reunida en nuestro Rivendel autóctono de Paso de Indios, estaba completa, lista para empezar la aventura arrancando por la
ignota RP24 hacia la primera confluencia de la saga, la 45°S 69°O.
Vistas del inicio de la RP 24
La RP24 está
muy bien conservada y es muy entretenida. Atraviesa la meseta chubutense al
estilo de la vieja RN40 y verdaderamente es una muy buena opción para no aburrirse
por las asfaltadas RN3 ó RN20. En su desarrollo va subiendo y bajando de la
meseta por entre cañadones y bordeando grandes lagunas, a veces secas.
La Laguna de la Bombilla, de gran tamaño y de un color particular, con sus
costas habitadas por flamencos, fue la primera parada fotográfica general.
Laguna de la Bombilla, desde la RP24
Flamencos nadando en la laguna de la Bombilla
|
Los flamencos en la laguna y las chatas sobre la ruta
Luego de una larga subida muy entretenida, una seguidilla de cañadones y más
lagunas hicieron muy entretenido el tramo que nos llevaba a la primera
confluencia del viaje. Se destacó el cañadón Grande que incluso en esta época
presenta algún pequeño vadeo.
A qué le estará sacando fotos el Pampa?
A medida que nos acercábamos se iban revelando los "palacios"
Porque le habrán puesto "Palacios" a la laguna adyacente?
Al llegar a la laguna Palacios, donde el origen del nombre no es muy
difícil de adivinar, la RP24 hace un tremendo rodeo para esquivarla, pasando al
pie del un hermoso cono. Su estado
aparentemente seco nos invitó a cortar camino diametralmente.
Cómo no tentarse a atravesar ese mar de olitas de arena?
La sed de offroad
nos obligó a intentarlo y así después de algún pequeño vadeo del arroyo Quilla
nos pusimos en su orilla norte frente a un tentador fondo arenoso de varios
kilómetros de extensión. Pablo se ofreció a catarlo y su avance no fue más que
unos pocos metros: se enterró hasta los ejes ya que bajo el seco manto arenoso
había un hermoso barro dispuesto a tragarnos a todos: lo tuvimos que sacar a
malacate.
Vadeos y offroad para arrimarnos al fondo seco de la laguna Palacios
Esperando a los demás para acometer el cruce
Pablito se jugó y resulta que el fondo seco no estaba tan seco.....
Terrible encajada, menos mal que encaro despacio porque esto 100 metros más
adentro...
Alguno de los intentos antes del malacate salvador
Después del
fallido intento de cruzarla, decidimos rodearla bien pegados a su
perímetro gozando del espectacular paisaje que la circunda: los “palacios” que
seguramente le dan el nombre fueron adornados con un inesperado arco iris que
los engalanaba. Frente a nosotros un curioso cono multicolor nos entusiasmó
porque parecía tener un camino perimetral tipo “dibujo animado” que llevaba a la
cima: luego verificamos que sólo era una veta espiralada que se enroscaba hacia
arriba verdaderamente muy rara.
Parecíamos los autos locos buscando rodear la laguna
Los "palacios" nos despidieron con espectacular arco iris
El cono sin nombre y su extraño espiral más la laguna seca, en una artística
foto de Pierre (No parece el cono de Arita?)
El cielo no dejaba de sorprendernos
Retomamos la
pintoresca RP24 ya con el objetivo de la primera confluencia muy próximo,
dejando a nuestra izquierda otra gran laguna, la laguna Seca. Los pasajes
nos siguen deslumbrando.
La ignota RP 24 sigue revelando sus desconocidos paisajes
Increíbles colores de este lomo de ballena en la meseta chubutense
El primer
acceso que íbamos a intentar por el Puesto El Tordillo, frente a la estancia
Buen Pasto apareció, pero equipado con una tranquera con candado infranqueable:
empezaban las dificultades imprevistas. Por lo tanto tuvimos que recurrir a la
segunda variante, diez kilómetros más adelante, que por otra parte siempre lució
más accesible, a unos 15 km de la confluencia.
En línea fina amarilla, los tracks teóricos y en rojo lo que realmente hicimos
para llegar a 4569
Allí nos desviamos de la RP24
hacia el este y comenzamos a reducir la distancia vertiginosamente hasta que al
colocarnos a 3 km la huella se puso asintótica y nos largamos offroad en línea
recta hacia la confluencia. El terreno era accesible, con pocas piedras y
matorrales con escasa espinosidad. Un alambrado a unos 600 metros no nos amilanó y
haciendo uso de la propiedad de rebatibilidad del mismo, las seis chatas lo
saltamos con destino inexorable de éxito.
Offroad rumbo a la confluencia
Playa de Estacionamiento "La Confluencia" (después verían que tenía
sucursales...)
La primera
confluencia, la 45°S 69°O, venía con estacionamiento incluido sobre la misma y
sirvió para que los cuatro integrantes noveles en estas lides lograran su
bautismo confluenciero. Rafael, Marcelo, Sergio y Christian ya no eran vírgenes.
En honor a uno de ellos esta confluencia fue denominada RAFAEL BOITIER.
La evidencia de la captura y Rafael, el titular de esta intersección imaginaria.
Vistas del terreno desde la confluencia
Una botella de vino fue descorchada en su honor mientras once personas realizaban la danza de las
confluencias para poner en cero los GPS y sacar la foto testimonial.
Mi copiloto Pierre y yo sobre la confluencia
En las
cercanías de la confluencia, a unos 30 metros al oeste había un monolito
hormigonado con las siglas IFTA, que significa Instituto Foto Topográfico
Argentino, la primera sociedad privada de esa especialidad que existió en
toda América, en 1948 creó y organizó el servicio de fotogrametría, hoy
desaparecida como tal. Nunca había visto de estos.
El monolito de IFTA, muy cerca de la confluencia: siempre llega alguien antes
que uno...
Salimos
nuevamente a la huella de acceso y dada la relativa luminosidad, tratamos de
seguirla hasta el final ya que nos devolvería a la RP 24 más al sur sin desandar
camino, bordeando el Colhué Huapi; sin embargo al rato y cuando el camino se
ponía interesante, una tranquera con candado nos reflejó por donde veníamos.
Retomamos
entonces la RP 24 rumbo a Sarmiento, pasando por entre los lagos Musters y
Colhué Huapi, aunque no los vimos por ser casi de noche.
Atardecer patagónico
Entramos a
Sarmiento de noche, donde había una gran actividad por ser sábado; prolijitos
para no perder tiempo a la mañana repostamos combustible en todas las chatas y
nos fuimos al Hotel ISMAR que teníamos reservado, acomodamos las chatas y sin
bañarnos (casi todos) nos fuimos a cenar a un boliche, donde el dueño casi se
desmaya puesto que a punto de cerrar tuvo que atender a once forajidos
hambrientos y sucios (salvo los Huincas, que luego nos contarían su secreto...)
El primer día
confluenciero había empezado con éxito de acuerdo a lo planeado.Por teléfono
nos enteramos que Sebastian ya estaba en su casa, un poco dolorido pero bastante
bien dado la gravedad del accidente.
