LATITUD

 
 

48

 
  CABERNET SAUVIGNON

Bodegas El Pampa

 

 

 

UNA MEGACACERÍA DE CONFLUENCIAS A LA LARGO DEL DESCONOCIDO PARALELO 48

Día 4 – Lunes 12 de Octubre de 2009
La Comunidad de las Confluencias en las Montañas Nubladas o la meseta del lago Buenos Aires



El desayuno conjunto en el Hotel Belgrano y la caravana lista para salir

            Todos estábamos temprano en el bar de uno de los hoteles para desayunar y salimos a horario. El día, de uno u otro modo iba a ser intenso: si salía fácil la primera (47°S 71°O), nos complicaríamos con la segunda (47°S 70°O agregada a último momento al ver que podrían sobrarnos unos minutos) y si no lo hacíamos era porque la primera se había complicado. A la noche nos esperaban en la Estancia La Oriental lo que implicaba un largo enlace por caminos de ripio y de barro vaya a saber en que estado y seguramente de noche.


Dia 4: el recorrido de la jornada

            Salimos hacia el sur por los últimos kilómetros de asfalto (por suerte ahí se termina) hasta el río Pinturas recorriendo la irreconocible RN40. Después de esta magna obra, será condenada al olvido por el turismo aventura pasando a ser una ruta más, sin el encanto que la caracterizó….


La querida Ruta 40 se va ensanchando y rectificando para desazón de los que la conocimos muchos años atrás

Paisajes de la RN40

            A la derecha teníamos a la vista la Meseta del Lago Buenos Aires y el primer acceso a la 47°S 71°O  por Estancia El Rincón y la Subida del Couto Blanco. Era el único que figuraba en los viejos mapas del IGM y nos esperó con un par de candados infranqueables que nos empezaron a pintar como vendría la mano durante el día. Apenas empezábamos y habíamos gastado la mitad de las fichas (perdón, tracks) que teníamos, a la vez que la meseta ahora en escala 1:1 se nos mostraba inexpugnable a lo lejos.

            Nos dividimos en dos grupos, los de vanguardia se irían directamente al Río Pinturas, cuyo cauce en subida era el otro acceso estudiado, y los de retaguardia recorreríamos los vestigios de la vieja traza de al RN 40 clausurada para ver si encontrábamos otra opción. Estaríamos al habla por VHF para comunicar novedades.

 
 
Actividades del grupo de Vanguardia, remontando el cauce del Pinturas

            El grupo de vanguardia se internó por el cauce del río reportando por radio que avanzaba lentamente. Los de retaguardia encontramos una huella que trepaba el faldeo de la meseta hacia la Estancia Ana María. Pablo fue destinado a investigar y los demás lo esperamos abajo. Lo veíamos subir lentamente y abrigamos la esperanza de encontrar algo aunque el borde superior de la meseta se veía muy abrupto. Encontró un puesto y nos comunicó la mala nueva: no solo la huella terminaba ahí, sino que el único camino conocido era el de El Rincón, aunque tampoco nos podía segurar su practicabilidad con las chatas.

            Decidimos juntarnos con el otro grupo por el río Pinturas para ayudar al avance por ahí ya que seguían reportando problemas, pero avanzando.

 
Esperando la exploración de Pablo
 
Los de Retaguardia buscábamos alguna alternativa

            Por la huella de acceso al cauce vimos una tranquerita y de allí otra huellita desdibujada que le apuntaba a la confluencia, aparentemente por el costado del río. El grupo de retaguardia la tomó para probar y al cabo de un rato desembocamos en el río aguas arriba del grupo de Vanguardia (bueno ex de Vanguardia, ya que habían quedado atrás).

            Por VHF nos comentan que se les estaba haciendo muy complejo avanzar y que retrocederían tratando de llegar a nuestra posición mientras nosotros estudiábamos qué hacer ya que a simple vista parecía accesible pero seguramente nos esperaban traicioneros mallines y alguna bruta trepada al fondo del cañadón. Había un viento terrible que apenas nos permitía abrir las puertas de los vehículos.


El brazo sur del cauce del Pinturas parecía accesible, pero de lejos.....
 
Un paisano y sus perros se nos acercó...


Era Don Pedro Garitoanandia, uno de los hermanos dueños de La Vizcaína

            Mientras deliberabamos si remontar el cauce o cruzarlo, apareció lo que al final fue la suerte: vemos venir a un paisano a caballo acompañado de sus perros venir directo hacia nosotros, seguramente para echarnos a patadas.

            Todo lo contrario: era uno de los dueños del campo La Vizcaína que, curioso por saber que hacíamos allí, lejos de echarnos se puso contento que alguien quisiera conocer esos rincones ignotos del país. Fue un golpe de suerte porque al revelarle nuestro propósito nos dio los datos para poder subir a la meseta y llegar a la confluencia, cosa que nunca hubiéramos logrado sin su concurso, ya que el acceso terminaba siendo muy al SSO de lo que nosotros pensábamos. No lo habíamos detectado en Earth Google (luego ya en casa analizando el track real sobre GE, comprobamos que hubiera sido imposible descubrirlo) y en IGM tampoco figuraba. No sólo nos dijo por donde ir sino que nos dio datos sobre una enigmática Laguna Honda y posible ascenso al cerro Puntudo de 1600 metros. Su nombre, Pedro Garitoanandia: fue cómico, porque me lo empezó a deletrear y no terminaba nunca, yo pensé que me cargaba….

 
Los de Retaguardia, esperando a los de Vanguardia, bajo un viento infernal

            Seguimos sus instrucciones, retribuidas por una buena botella de vino Latitud 48, (perdón 33) y esperamos al otro grupo sobre la RN40 que estaba bastante complicado para salir del río Pinturas. Nos reagrupamos y entramos a La Vizcaína por la puerta grande (pese a que Goofy quiso abrir una tranquera por el lado de las bisagras…..) y creímos encontrar la huella  que ascendía a la meseta . No era muy visible pero era una huella al fin.


Las instalaciones de La Vizcaína

Embocamos la huella que parecía apuntarle a la confluencia subiendo a la meseta


Era interesante. Un vadeito y comenzaba a subir. Perfecto


Y seguíamos subiendo, buscando los recovecos del borde de la meseta del Lago Buenos Aires


El paisaje, hermoso, bien patagónico

Fuimos ganando altura serpenteando por un cañadón disfrutando de increíbles paisajes patagónicos hasta que…. se terminó la huella.......

 
La huella se terminó, nada que ver con lo que Pedro había anunciado. ¿Y ahora?


El objetivo estaba allá adelante y se largó el offroad

            Algo no cerraba con lo que nos había dicho Pedro (teníamos que pasar un escorial, por la laguna Honda, etc. entre otras cosas), pero ya estábamos sobre la meseta a 1250 metros sobre el nivel del mar, que en el fondo era lo que teníamos en mente.

            Pusimos en los GPS "Ir a  4771 Fuera de Carretera" y empezamos a transitar campo traviesa, primero por una suave pampita y luego subiendo y bajando cerros tapizados de rocas volcánicas y coirones; en un momento empezamos a pisar nieve.

 
Una de las tantos ramales de Autopistas "El Coironal"


A lo lejo, el cerro Puntudo se atravesaba completamente en nuestro recto track a la confluencia 47°S 71°O


Y ante semejante reto, le salimos al encuentro (Notar el aparente buen tiempo)


Aparecieron los primeros manchones de nieve


y las piedras mas grandes..

 
y seguimos subiendo, cada vez más

 
hasta que nos encaramamos al pedemonte del Puntudo.

            Lento pero seguro descontábamos metros hacia la confluencia. A 6 kilómetros de la misma, el cerro Puntudo se cruzó definitivamente mostrando fuertes pendientes y una antena en su cima que nos desafió.

            Marcelo, con su poderosa Nativa encaró hacia arriba atravesando dunas, coirones, nieve, hielo y piedras. Al cabo de un rato nos modula que estaba al lado de la antena, casi volándose por el viento. El panorama más adelante era bueno: una fuerte bajada, un cerro un poco más bajo que atravesar y la confluencia al alcance de la mano, en el llano. La laguna Honda estaba al oeste del este y la veían claramente


En celeste hasta donde llegó el grupo; en naranja la trepada que se mandaron los Huincas a las antenas del Puntudo

 
 
Marcelo fotografiándonos a los que nos quedamos esperando sus noticias, desde el Puntudo


Así se veía el ascenso desde la Nativa


Algún manchón de nieve que atravesar

   
Y la antena se puso al alcance de la mano a casi 1600 msnm


Hacia el este, el cañadón del Pinturas que íbamos a usar para llegar antes de encontrar a Pedro. Desde acá arriba se veía accesible


La confluencia 47°S 71°O se escondía atrás del cerro de la izquierda

            Sin embargo, algo tenía que ocurrir: el fuerte viento del oeste comenzó a traer unas negras nubes que presagiaban una tormenta de nieve, coincidente con los pronósticos que teníamos. La temperatura era muy baja y el viento, muy fuerte. Pedro nos había alertado que no jodiéramos por ahí arriba ya ante algún problema el frío por la noche se hace sentir en serio sobre todo si aparece una inesperada nevada…..

 
La temperatura era de -2°C


En un abrir y cerrar de ojos, el clima había cambiado completamente y empezó una tenue nevisca

            El grupo decidió que los Huincas bajen porque aventurarse por la otra ladera sin la chance cierta que pudiéramos auxiliarlos si llegaban a tener algún problema era, al menos, imprudente. Christian y Edu estaban intentando faldear por el costado este pero también encontraban complicaciones. Comenzó a nevar tenuemente confirmando la presunción.

            No fue fácil decidir cortarle el avance a Marcelo, que ya había hecho el gasto y estaba ahí nomás del éxito, pero la Comunidad de las Confluencias demostró la madurez de tomar una decisión de ese tipo sin generar ningún problema entre sus integrantes.

            Nos reagrupamos y desandamos el recorrido casi hasta La Vizcaína mientras el clima nos volvía a desafiar porque las nubes negras cedieron paso a un cielo despejado que nos decía:  ¿Por qué no prueban de nuevo?  Maricones !!.

 
Así como habían venido, la nubes se fueron. No van intentarlo de nuevo?

            Y bueno, jugamos una ficha más, pusimos una hora límite para suspender el intento y en la bifurcación que habíamos tomado a la derecha al ver el camino de subida, ahora tomamos a la izquierda, que según nosotros conducía al Puesto Laguna, que habíamos visto desde arriba en el descenso. Para nuestra sorpresa unos kilómetros más adelante la huella se volvía a bifurcar y aparecía otro camino de subida, que sin duda debía ser el que nos dijo Pedro. El otro o se lo olvidó ó nuestra agudeza visual vio una bifurcación tenue que no era. Igual estuvo bueno y sin querer, conquistamos el Puntudo.

            De nuevo serpenteando por las laderas de la meseta, atravesamos un escorial (Pedro nos había mencionado que tuviéramos cuidado con las cubiertas), ganamos altura para volver a estar a 1250 msnm pero ahora con el Puntudo bien al este.  El sol ahora estaba radiante, pero el viento era insoportable.


El Puntudo ahora estaba al este y lo rodeábamos

             Sobre la meseta la huella estaba muy bien marcada por dorados coirones que le daban un aspecto muy particular y nos condujo a la maravilla escondida que es la Laguna Honda: un cráter de mas o menos un kilómetro de diámetro a nivel del suelo, con el pelo de agua unos 150 metros más abajo, de un color celeste increíble, tan increíble como el oleaje que el viento le inducía allá abajo. Apenas podíamos abrir las puertas de las chatas para bajar por el viento.


La huella nos llevó a conocer la laguna Honda, un tesoro en el medio de la meseta del lago Buenos Aires

 
La huella, bien marcada, enmarcada por dorados coirones


Serpenteando por la meseta, era una delicia para los ojos


La planicie era infinita, azotada por el viento

 
parecía no terminar nunca, pero que importaba?

 
Los guanacos nos salieron al cruce: quién anda por acá?

 
Llegamos a la laguna Honda, con un poquito de viento

 
A medida que nos acercábamos, se iba revelando la maravilla


Hasta que la vimos en toda su dimensión (Pese al reparo, noten el viento)

 
Una tenue nevadita la engalanaba aún más


Un cráter a nivel del suelo o un volcán tan grande como la meseta?

            Allí estábamos a 6.5 km al oeste de la confluencia y había que hacer offroad: altos y tupidos coirones, alguna especie de barreal patagónico y algunos cerritos bajos se interponían, pero se veía viable. Encaramos cuatro en línea recta y los otros dos siguieron la huella que llevaba a la Laguna del Sello para ver si torcía hacia el este, sin éxito.


El derrotero a la confluencia desde la laguna Honda, en trazo celeste; el resto ideas de escritorio
 
Coirones por todos lados, ahora con el Puntudo al sur

        Avanzamos unos tres km sin grandes problemas hasta que los coirones se empezaron a agrandar más y a dificultar mucho el tránsito. Sentía como la chata se retorcía como un moño para ir ganando metros poco a poco y lo mismo le pasaba al resto.

         Pero, de nuevo el clima nos desafío: el fuerte viento de oeste trajo negras nubes que no tardaron en llegar y comenzó a nevar primero tenuemente y luego con más intensidad.

 
Siempre hay un alambrado para cruzar, pero con viento y nieve

Tozudamente seguimos un poco más...
            A dos kilómetros de la confluencia aparecieron piedras junto con los coirones y apenas se veía más allá de la trompa de la chata; de nuevo la difícil decisión de abortar el intento y ahora, parecía definitiva.
 
Parecía que hasta aquí íbamos a llegar. Tan cerquita y tener que abortar....
 

            Con pena y bronca (y también prudencia) con Guillermo, dimos vuelta siguiendo las huellas que se iban borrando con la nevada. Los otros dos ya habían resuelto regresar antes y por supuesto los escuchábamos por la radio pero no los veíamos.

 

Apenas nos veíamos y decidimos parar para no comernos alguna piedra


La temperatura había bajado a -5°C

En determinado momento ya a 4 km de la confluencia, de regreso, la tormenta arreció y paramos para no comernos ningún obstáculo a esperar que amaine. Ante nuestra sorpresa, de nuevo, así como había aparecido, la tormenta amainó. Y se volvió a limpiar el cielo. Y decidimos ir por la tercera, que debía ser la vencida.

 
 
El cielo se empezó aclarar por segunda vez


Mientras se despejaba, no dudamos en pegar la vuelta y volver a intentarlo

            Sin dudar volvimos a poner en el GPS "Ir a 4771 Fuera de Carretera" y le apuntamos derecho, cueste lo que cueste. Los demás hicieron lo propio fuera de nuestra vista, ya que la tormenta nos había desparramado, sin embargo estábamos convencidos que Guillermo y yo éramos los de vanguardia y tomamos en broma que Christian reportaba distancias menores a la confluencia que nosotros. A 650 metros se interpuso un cerro y no dudamos en treparlo seguros que, aunque sea a pie, la lograríamos.

            Volviendo a hacer el paralelo con la Comunidad de las Confluencias, nos acordamos (Goofy mediante) del pasaje donde la Comunidad del Anillo llega hasta las Montañas Nubladas (la Meseta del Lago Buenos Aires) y deciden cruzarlas por el Caradhras (Cerro Puntudo) y debido al mal clima de la montaña, la Comunidad se ve obligada a dar la vuelta y a atravesar las montañas por las minas de Moria (el camino de Laguna Honda). Casi calcado.......

            Al llegar a la cima, a 450 metros en línea recta a la confluencia, no entendimos nada. Exactamente en la posición de la confluencia había un vehículo que no distinguíamos muy bien. El dueño del campo El Rincón?  un espejismo? Luego, mirando bien, vimos que era la chata de Christian y Eduardo. Resulta que, al desparramarnos, la tormenta de nieve les ofreció un flanco para rodear el cerro que nosotros trepamos, pudieron adelantarse y entonces eran ciertas sus transmisiones radiales. Christian con la ayuda del mago "Gandalf" habían hecho el milagro......


El cerrito que se había interpuesto, que seguramente sintió ruedas por primera vez en su vida

 
Los coirones cada vez más grandes no querían que llegásemos a la confluencia

Para nosotros fueron terribles los últimos metros, ya que los coirones no querían que llegásemos; pero pese a todo, de nuevo pusimos las chatas sobre una confluencia.  Fue de las pocas veces que me cansé de manejar offroad….

 
Otra vez visitamos Estacionamientos "La Confluencia", ahora la Sucursal 4771
 
Hacia el Oeste, el cerro Couto, por dónde habíamos imaginado el acceso

            La captura no pudo ser mejor, requirió tres intentos debido al clima, decisiones difíciles, mucho offroad y nos expuso a paisajes increíbles en medio de una nevada. En mi caso fue la primera experiencia de ese tipo y honestamente tenía cierto temor; no sé si era para tanto pero…

            La difícil confluencia de la meseta del lago Buenos Aires, la cuarta consecutiva quedó en manos de la Comunidad de las Confluencias. Por la complicada maniobra de alcanzar la cima del Puntudo y por aceptar volverse pese a tener la confluencia para él solo al alcance de la mano, como reconocimiento a su labor y actitud hacia el grupo, la bautizamos como MARCELO MOSCARITOLO, la cuarta consecutiva del viaje.

 
El preciado trofeo y su titular, el Huinca Marcelo
  
El regreso nos regaló un aspecto completamente diferente al de la ida: coirones con crema chantilly....

En trazo grueso celeste, todo el periplo sobre la meseta del lago Buenos Aires: Qué lugar para el offroad !!!!

Bajando de la meseta rumbo a La Vizcaína, con nuestra tormenta alejándose

            El regreso fue sin novedad, excepto porque encontramos a Pedro en el casco de la estancia, que por supuesto se había dado cuenta de nuestra equivocada subida. En estas soledades, todo se sabe. Lo que no podía creer es por donde habíamos subido al Puntudo…


En La Vizcaína, coemtando con Pedro nuestra aventura


Pampa, Pedro, Pablo y Marcelo

            Nos despedimos de Pedro agradeciendo su valiosa ayuda y nos enfilamos raudos hacia Bajo Caracoles a reponer combustible para tratar de llegar a La Oriental lo más temprano posible, lo que no sería antes de la medianoche.


Cuando no, los atardeceres patagónicos te regalan postales increíbles

Estación de Servicio de Bajo Caracoles

           Después de Bajo Caracoles le dimos duro por la RN 40 y la RP39 hasta entrar al Parque Nacional Perito Moreno, donde despertamos a sus pocos habitantes, los guardaparques, que nos estaban esperando.

            Los Carnotauros tuvieron una oportunidad única: pudieron ver un puma sobre la ruta. Es muy raro ver uno en estado silvestre, pero como lideraban la caravana, lo sorprendieron.

            Eduardo Lada, mi amigo y dueño de La Oriental nos había estado esperando hasta tarde pero se había ido a dormir. Nos costó mucho despertarlo pese al barullo que armamos tantas chatas allí, pero al final tuvo que hacer el esfuerzo. Nos habilitó un quincho y nos prendió el grupo electrógeno, de modo de no tener que armar las carpas. Alguno se acomodó en el living de la casa.

 
Entrada al Parque Nacional Perito Moreno, a medianoche

            La mayoría, tiramos las bolsas de dormir en el quincho después de comer algo y encender la salamandra, dispuestos a descansar para comenzar la aventura del Paralelo 48 al día siguiente y disfrutar los inolvidables paisajes del Parque Nacional Perito Moreno. Hacía mucho frío y alguna rendija de las paredes dejaba filtrar algo de nevisca lo que obligó a meterse bien adentro de las bolsas de dormir…...

            El aperitivo del viaje lo habíamos disfrutado con éxito, mañana empezaría el objetivo central, el épico cruce transversal del norte santacruceño siguiendo el paralelo 48 como track.

ANTERIOR    SIGUIENTE