PARTE I

LA LLEGADA A SAN JUAN Y LA CONFLUENCIA 32°S 69°O

 

Salida de Buenos Aires - Usando la frecuencia de radioaficionados - Aguacero en San Luis - Caja de velocidades indispuesta en Encón - Fugaz paso por San Juan capital - Recorriendo Villa Media Agua, Los Berros y Pedernal - Buscando accesos por la Pampa de Acequión  - Ascendiendo la quebrada del río Cortaderas - Bautismo de cazadores de Confluencias en la 32°S 69°O - Picada de festejo - Espectacular panorama bajando la quebrada del Cortaderas.

 

El viernes después de mediodía, con algunos bidones a bordo (un clásico de los viajes de cabotaje), salimos por Ruta 7 con destino San Luis, Encón y San Juan con la idea de llegar a alguna hora de la madrugada, dormir en las chatas y salir temprano hacia la montaña.

 

Les cuento que llevar a Coco de acompañante es bárbaro, pero hay que soportar los pedidos de parar en todos los cruces de vías ferroviarias para ver. Casi me hace acampar en Tres Sargentos (apenas pasando Luján) puesto que allí hay una estación gemela de nuestra querida Buchanan...

 

Siendo que tres de nosotros somos radioaficionados, usamos una frecuencia dentro de la banda, la 144520 MHz, y nos fuimos comunicando con el protocolo correspondiente, lo cual no sólo no fue molesto sino hasta divertido. LU6DFL de LU7ESR en compañía de LU6DPF y viceversa, todo el camino. Se puede usar sin problemas, es cuestión de proponérselo. En Junín hablamos con algún colega aprovechando la repetidora.

 

Algunas estaciones de servicio despachaban, así que la nafta dejó de ser problema. Entrando a San Luis se largó un aguacero infernal que nos acompañó casi hasta San Juan, con fuertes tormentas eléctricas que nos hacían pensar si al día siguiente podríamos adentrarnos por las quebradas precordilleranas que teníamos planeadas.

 

En un momento del camino, frente a la Sierra de las Quijadas olfateo un extraño olor a grasa caliente que luego desaparece, pero que me clavó una duda. Como llovía y andaba con las MUD, no llegué a notar que la caja de velocidades había comenzado a zumbar un poco. Cuando paramos a dormir en una estación de servicio veo unas gotas de aceite cayendo de la caja, pero lejos de los retenes.

       

Nos dormimos en la playa de estacionamiento de una YPF y a la mañana, las gotas habían creado un enorme charco de aceite debajo de la chata. La caja no tenía más aceite y la estación de servicio, tampoco. Para llegar al pueblo más próximo, no tuve mejor idea que agregarle un par de pomos Bardhal antifricción, después de obturar la pérdida con la pasta de “membrillo” Bardhal.

 

En el enlace cruzamos el viejo puente del rio San Juan, que días después nos acompañaría al regreso por muchos kilómetros pero bastante aguas arriba, por Calingasta.

 

    

Puente carretero y ferroviario sobre el río San Juan en Punta del Médano

 

Al principio mi caja funcionó, pero cuando llegamos a Villa Media Agua, al bajar a comprar aceite, la caja se empacó: como si hubieran entrado dos cambios simultáneamente: el único cambio que entraba era la cuarta y el punto muerto. En los demás, al desembragar, patinaba el disco y no se movía. Una cagada total al primer día, con pronóstico de regreso sin gloria y lo peor, sin travesía… En una estación de servicio abandonada, usamos su fosa para revisar pero nada pudimos hacer. No quiero dejar de recordar la banda de medio borrachos que hacía trompos con un desvencijado Peugeot 404 verde en la playa de la estación de servicio, mientras nosotros renegábamos.......

 

   

Fosa abandonada en Villa Media Agua, donde tratamos de recomponer la cosa, infructuosamente

 

Debido al cambio horario era muy temprano y decidimos irnos para San Juan Capital para tratar de reparar de algún modo y seguir viaje. Hablé con el amigo Arenero Temerario de Claromecó para ver si se le ocurría algo pero fue infructuoso pese a su buena voluntad. Párrafo aparte que al quedarme sin saldo, me llamó para seguir viendo si podía ayudarme. Un grande, servicial, como siempre.

 

A través del GPS ubicamos algunos talleres y hasta los llamamos telefónicamente para ver si nos atendían. Elegimos el que por el nombre nos pareció mejor y por suerte dimos con "El Taller Fredy 4x4", el cual no sólo nos resolvieron el problema sino que nos trataron de maravillas, inclusive al momento de cobrarnos. Sin duda hay que tenerlo en cuenta si alguien tiene algún drama por ahí. Acá van los datos.

 

Lavaron la caja con aceite nuevo, la consiguieron destrabar y la dejaron un rato en marcha para que se normalice. Los ruidos de la quinta y del rulemán de empuje o la cola de la caja eran apreciables, pero yo le tenía fe. La Vitara no se rinde fácilmente, ya tiene muchas batallas de este tipo.

 

Gustavo y todos los demás, se fueron a visitar la Casa de Sarmiento para hacer tiempo mientras que yo seguía la evolución de la reparación. Al regreso, con mi chata “reparada”, decidimos intentar algo “light” para probar….

 

  

La casa y el patio de la casa natal de Sarmiento

 

 

El telar de Doña Paula y la famosa higuera donde estudiaba Dominguito.

 

Nos volvimos para Villa Media Agua, con la idea de ir para Los Berros y Pedernal siguiendo la desconocida RP 319 con el objeto de intentar remontar el cauce del río de las Cortaderas con destino a la confluencia 32°S 69°O.

 

Camino a Villa Media Agua por la RN 40

 

Atravesando el poblado de Los Berros

 

Al llegar a la zona del río, en la Pampa del Acequión, el mismo resultó un inmenso delta seco con mil ramificaciones, sin un cauce claro a seguir. Sin embargo don Google nos había marcado otra cosa…

 

Los cauces de Don Google no se compadecían con la realidad, entramos por cualquier lado....

 

 

Al principio parecía un paseo, pero al cabo de un rato se trababa y vuelta atrás.....

 

Intentamos por varios de los cauces a duras penas pero siempre se cerraban, hasta que uno de esos ramales, con mucha dificultad nos dejó entrar y avanzar.  Estábamos a apenas 15,4 km de la confluencia, lo que parecía infinito al ritmo que llevábamos. La peleamos unos cuantos kilómetros pasando bien finito entre matorrales y pequeños cañadones  hasta que finalmente apareció lo que don Google nos había mostrado en Buenos Aires: un cauce ancho, pedregoso pero transitable con precaución; inclusive en algunos tramos había tenues huellas borradas por las crecientes.

 

Avanzábamos y la quebrada se veía estrecha a lo lejos.. Faltaban unos 8 km

 

Lentamente nos fuimos acercando a la confluencia sin saber si llegaríamos muy cerca, ya que los antecesores que la habían capturado por vez primera habían dejado las chatas a 6 kilómetros porque el río era intransitable.

 

    

Postales del "camino"

 

Al llegar a ese límite, observamos en el GPS que circulábamos hacia la curva de nivel de los 2000 como por una estrecha “península” y no vimos problemas en continuar y lo hicimos hasta acercarnos a 262 metros, donde los GPS nos dirigían a una ladera bastante empinada, al pie del cerro Los Marayes, frente al cerro Potranca.

 

El desplazamiento lento fue fue verdaderamente lento, ya que los 15.4  km nos llevaron casi dos horas; eso fue la prueba “light” para mi caja de velocidades, sin considerar que habíamos sorteado un desnivel de casi 500 metros desde la ruta. 

Allí nos bajamos de las chatas y nos fuimos caminando a cazar esta remota confluencia, de la mano del GPS de Gustavo, que estaba ansioso por debutar en esta actividad.

 

Parking en las cercanías de la 32°S 69°O, a 262 metros en línea recta

 

Coco indicando: 262 metros para allá hay que ir...

 

Seguimos una picada de animales que rápidamente nos acercó al cruce imaginario del paralelo 32 y del meridiano 69, logrando de este modo la captura de bautismo de Gustavo, Coco, Maxi y Fede que así se graduaron de noveles “Confluence Hunters”.

 

Crónica de la captura

 

 

Gustavo concentrado tratando de capturar  todos los ceros del GPS....

 

 Contento porque lo logró !!!!!!.  Estábamos a 2020 snm después de subir más 600 m por la quebrada.

 

El río de las Cortaderas desde la confluencia.

 

Fede y yo indicando el lugar exacto

 

Luego, al volver a las chatas lo hicimos por la misma picada pero al llegar retomamos lo que a la postre sería parte del ritual confluenciero de este viaje: la otra picada, la de veras, con pan casero, salame casero, queso, leverbust, mortadela, salchichón, etc., regada con un buen vinito para festejar.

 

 

Coco nos esperaba con la picada para festejar

 

Festejando todo el grupo, como correspondía

 

El regreso fue naturalmente más rápido ya que era en bajada y teníamos a la vista nuestras propias huellas. El paisaje, ahora que no hacía falta estar tan atento al camino era increíble, la quebrada del río Cortaderas por la que transitábamos hacia abajo nos ponía frente a un escenario fantástico con una prolija plantación de viñedos en el fondo del valle enmarcada por los cerros que la estrechaban. 

 

Empezamos a bajar a la Pampa del Acequión y ahora el paisaje se veía así...  Impresionante!!!!

 

Después de salir de la quebrada, los viñedos se veían ahí abajo, como un damero verde...

 

Postales del regreso

 

   

Un par de videitos ...

 

Ésta es para el avatar

 

y ésta también...

 

En una hora estábamos de nuevo en la RP 319. Mi caja de velocidades se quejaba a través de un persistente ruido a rulemán gastado, pero lo soportaba estoicamente.

 

Ahora tendríamos por delante un supuestamente aburrido enlace a Barreal por la RP 319 atravesando la ignota Quebrada de Santa Clara, apenas esbozada en los mapas de Mapear y Viajeros, como confirmando la presunción.

 

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