TRAS EL FAIRCHILD FAU 571
DE LOS URUGUAYOS CAÍDOS EN LOS ANDES

DIA 03: RENACE LA CHANCE DE LA XX-33?

El campamento matinal y algo de lo feo que veíamos desde ahí

                Temprano en la mañana levantamos campamento y los seis Jeeps (bueno cinco más la Cherokee…) nos encaminamos a seguir la huella del IGM que nos debería llevar de nuevo a la XX-33. Primero embocamos un camino que lleva a unos emprendimientos mineros hasta que vimos por donde arrimarnos a la huella IGM que teníamos en mente, la cual va bordeando un arroyo sin nombre que viene del norte.

La idea era adentrarnos por este valle, de un arroyo sin nombre, afluente del de La Línea



Por momentos era un simple campo traviesa más o menos plano


Cada tanto aparecía algún arroyito congelado,


o algún sector con terreno muy suelto,

 
 ó inclinado y flojo a la vez, con los copilotos como contrapeso,  Que lindo !!!

                La huella estaba muy borrada y tenía algunos pasos inclinados bastante interesantes pero lo bueno era que íbamos arrimando siguiendo algo parecido a lo que el IGM nos mostraba y pronto estuvimos bastante más al norte que  “Problemas”, abrigando la esperanza de caerle por encima a los "Problemas".

                Vadeamos el arroyo y cuando quedamos a unos 15 km del avión, la cosa se complicó: el arroyo se encajonó muy profundo, sin posibilidad de bajar a su cauce y la ladera oeste por la que circulábamos se inclinó lo suficiente para pensarlo. Otra vez sopa; los motoqueros aparentemente tenían razón: la huella continuaba pero era un peligroso camino de herradura.

Había que embocarle al escote de la última foto de la derecha para encontrar "problemas", pero ya los teníamos

                Nos bajamos y nos fuimos a relevar caminando más adelante para ver si valía la pena arriesgar. La caminata por la ladera que veníamos nos puso enfrente a un paredón infranqueable y por enfrente apareció un camino de herradura que llevaba a un escote que nos podía volver a colocar sobre la XX-33  pero ni soñar para chatas, ni siquiera los poderosos Jeeps. Estábamos a 2930 metros de altura.

El terreno tenía una fuerte inclinación y encima no nos llevaba a ningún lado, otro GAME OVER


El GPS nos marcó que estábamos a 14.6 km del avión y viendo las chatas se magnificaba la inclinación lateral del paso

En la caminata, encontramos una extraña piedra que parecía estar formada por insectos prensados

                Nos volvimos e improvisamos el almuerzo con una “frugal” picada en nuestro punto de retorno. Había que seguir probando por otro lado.

Los mismos paisajes de la ida al revés ahora nos revelan colores de todas las gamas,
que antes no notamos porque la atención estaba en otra cosa

                Desandamos el recorrido y al volver al camino minero del principio lo retomamos para ver que podíamos encontrar.  Hasta llegar a la zona de la mina La Luisa, un enroscado camino con cierto deterioro nos llevó a casi 3200 metros de altura donde se terminó la huella.

Allá abajo el valle que habíamos recorrido un rato antes

                A partir de allí no hay más huellas, pero las pendientes parecían accesibles para volver a la XX-33 por encima de “Problemas”. Lo que no había para nosotros era tiempo, ya que era domingo después de mediodía y ya no nos alcanzaba para intentar un avance exitoso: cualquier desajuste nos dejaba afuera del transporte en el mosquito para el regreso.

Más allá de la mina La Luisa, dominado las alturas


Rómulo, Tuco, Jorge Roca e hijo

                El Morsa hace una pruebita de avanzar y con dificultad demuestra que se puede. Sin duda que si hay algún lugar para tratar de llegar al avión (o al menos acercarse más) es por acá. Estábamos a unos 14 km en línea recta.

                Mirando luego en Earth Google, confirmamos el pronóstico: los nuevos intentos deben ser por aquí.

El Morsa probando inclinaciones laterales en las alturas

                Al pegar la vuelta, una mirada al sur nos muestra unos hermosos caracoles sobre el cerro Las Loicas, así que no dudamos en ir a investigar, total ahora ya estábamos liberados de objetivos fijos y el viaje se convirtió en una especie de relevamiento de la zona.