LATITUD

 
 

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  CABERNET SAUVIGNON

Bodegas El Pampa

 

 

 

UNA MEGACACERÍA DE CONFLUENCIAS A LA LARGO DEL DESCONOCIDO PARALELO 48

Día 7 – Jueves 15 de Octubre de 2009
Llegamos a Deseado, pese a que no era el objetivo deseado


          
Abrí la carpa y sólo se veía la media lunita en algún momento de la noche

            Como de costumbre, me levanté temprano. Tenía una misión muy especial que era procurar un rato de práctica de deporte de alto riesgo para los participantes de la travesía: los ya típicos huevos fritos con panceta al disco del Pampa.


A medida que aclaraba se iba iba revelando el atrapante marco de nuestro aislado campamento patagónico


El campamento, mientras todos menos yo, aún dormían


Despacito, iban apareciendo los dormilones. Pierre preparaba su clásico cafecito


Con la leña que todavía teníamos prendimos el fueguito para combatir el frío ...

 
... e ir preparando los típicos huevos fritos con panceta by El Pampa



Que buenos que estaban !!!!

             Milagrosamente 22 de los 24 huevos que había traído de mi casa estaban sanos después de mas de 3000 kilómetros de traqueteo, así que no quedó más remedio que cocinarlos. Como pasa siempre, nadie iba a comer, pero luego el olorcito y el entorno hicieron que se los devorarán junto, con la panceta en riquísimos sandwiches de pan árabe que proporcioné.

            Cargados de colesterol, levantamos campamento y nos dirigimos raudos a la confluencia cercana, que yacía a 600 metros off-road de la huella principal, detrás un alambrado que esta vez impidió estacionar sobre la misma, aunque dentro del círculo de 100 metros reglamentario.  Si la noche anterior hubiéramos continuado, dentro de ese círculo podríamos haber acampado ya que había sitio adecuado. Lástima que no seguimos ya que no debe haber muchos casos similares de acampar en una confluencia.

            PIERRE LOUS se auto adjudicó el nombre de esta confluencia y todos estuvimos de acuerdo.


Negociando el acceso a campo traviesa


El alambrado y las chatas estacionadas frente al mismo a 25 metros de la confluencia


Las pruebas irrefutables que estuvimos exactamente ahí, en el medio del paralelo 48
Vista hacia el norte

 
Vista hacia el oeste y la foto del grupo en la confluencia

 
Vistas hacia el sur y hacia el este

 
Pierre posando en "su" confluencia; una posesión holandesa en Patagonia

            Saliendo de la confluencia, el camino nos llevó a la estancia La Lolita donde tenía que salir el “Camino de Fillaster” hacia el este, que nos llevaría a la próxima, la 48°S 68°O.

            Cuando estábamos planeando el viaje nos habíamos planteado unir dos confluencias consecutivas con un recorrido lo más off-road posible, evitando rutas. El Gigante tomó el guante y diseñó un track que llevaría su nombre que íbamos a tratar de reproducir en escala 1:1. Al menos,  el arranque del mismo desde "La Lolita", existía, tranquerita de por medio.

            Fue una excelente decisión, ya que la huella, muy poco transitada, nos llevó por entre paisajes imponentes, incluyendo un “Mini Talampaya” increíble. También nos reveló la situación actual de las estancias patagónicas de esa zona: si no hay minería o turismo, están abandonadas, con sus puestos cerrados, tranqueras abiertas y alambrados caídos.

            Es triste, pero para el off-road es una bendición porque no hay limitaciones para moverse, salvo el respeto a la naturaleza.


Apenas salimos de la confluencia, vimos a lo lejos la estancia "La Lolita" pero...


... le pasamos lejos, por un costado, abriendo una precaria tranquerita ...


... pero nos permitió acceder por los solitarias huellas del "Camino de Fillaster"...


... a impensados paisajes escondidos en el corazón de Santa Cruz, ....


... que no dejaban de sorprendernos ...


... por sus colores, ...


... por lo agrestes, ...


... por su vastedad ....


... y por su inusitada variedad. Todo lo anterior en menos de 30 kilómetros y aún faltaba lo más increíble.


Otra estancia abandonada, la "Sierra Blanca"


Alguna curiosas formaciones rocosas hasta que ...


... en un rinconcito, apareció   ¡¡¡¡ Mini Talampaya  !!!!

 
Emergiendo de la meseta, parecía una manifestación de alfiles y damas gigantes: un piquete ajedrecístico



Increíble espectáculo tallado seguramente por los vientos y el agua durante siglos


La función continua con policromía ...


... y nos vuelve colocar frente a otra estancia abandonada, la "Cerro León", ...


 ... donde el único habitante que vimos fue este solitario y manso zorro

            En la Estancia "El Piche", tocamos por un rato la RP 75 hasta que un poco más al sur, en un gran bajo inundable, encontramos el acceso a las estancia San Antonio y San Miguel. De nuevo,  bastante roto por corrientes de agua, el camino no presentaba signos de tránsito reciente, pero coincidía casi exactamente con el track teórico.

            Seguimos esa huella por muchos kilómetros que por momentos parecía muy buena, pero cada tanto nos recordaba con pozos imprevistos que no teníamos que entusiasmarnos. Un Fitito de colores, desmantelado y utilizado como cartel, nos indicaba la dirección de la estancia San Antonio, la cual encontramos más adelante abandonada, como ya era habitual.

            Continuamos hacia el este por inhóspitos pero hermosos paisajes cruzando tranqueras abiertas en desuso y alambrado caídos, hasta llegar a la estancia San Miguel, donde la huella torcía al sur, directo a la confluencia; sin embargo la alegría duró poco porque como bien decía Earth Google, al aparecer un cañadón, la huella se perdía a unos 6 kilómetros de la  confluencia.


Un Fitito convertido en monolito de acceso a la estancia "San Antonio" ...


... que también estaba abandonada, como muchas otras


Un camino largo que baja y se pierde.....  pero en Patagonia

            Nos dio bastante trabajo encontrar como bajar al cañadón y cómo cruzar el arenoso cauce seco que lo atravesaba por sus altas riberas y por la vegetación robusta debida a la eventual presencia de agua, pero los Huincas al final descubrieron la forma y lo logramos. Volvimos a subir a unos cerritos de tierra de colores y canto rodado a 2 kilómetros de la confluencia que no parecían ofrecer resistencia al avance más adelante.

            Raudamente los recorrimos y encontramos la confluencia tal como Earth Google nos había dicho: a la vera de una enorme laguna, ahora seca, en el medio de un paisaje lunar. Otra vez las chatas estacionadas sobre una confluencia, la llamada SERGIO FILLASTER, por la factura de gran parte de la huella que nos había traído aquí.


El cañadón se resistía al cruce pero Los Huincas finalmente encontraron por donde cruzarlo y se tiraron adentro

 
La pasada tuvo su dificultad, hasta que los sucesivos cruces la aplanaron


El bloqueo dejó de andar y tenía que cuidarme de quedar colgado (se había cortado un cable)


Una vez cruzado el cañadón, el panorama era favorable: allá al frente la tenemos !!!!


y al cabo de un rato, la tuvimos. Y el "Gigante" Fillaster tuvo su confluencia propia


Otra vez, Estacionamientos "La confluencia", Sucursal 4868, tuvo su congestión irrepetible


Todos quisieron aprovechar el telón de fondo para inmortalizar las chatas que nos trajeron aquí
Vista hacia el norte

Vista hacia el oeste y la tradicional alpacheta. (El contenido no se lo ofrecimos a la Pachamama para no contaminar...)

 
Vistas hacia el sur y hacia el este

 
Pablo y yo contentos con otra nueva captura


En celeste, el track, se puede ver el cañadon que tuvimos que superar para llegar a la confluencia
 
Almorzando en Mc Confluencia, mientras decidíamos cómo salíamos del "encierro en libertad" en que nos habíamos metido

            Como era mediodía, no quedó otro remedio que almorzar en la Mc Confluencia, echando mano de todo lo que todavía teníamos en las bodegas, que no era poco por cierto. Mientras tanto, nos entusiasmamos con la idea de salir de allí cruzando diametralmente la enorme laguna seca, si el piso lo permitía. En realidad era la única chance; evidentemente por tratarse de una zona inundable y de poco tránsito, si alguien había andado por allí las huellas se habían borrado y por eso tanto la entrada como la salida visibles terminaban virtualmente en los bordes de la laguna. La otra opción era un track inventado por Julián que pasaba por unos médanos (?) o desandar hasta la RP 75, ambas complicadas por el tiempo que nos demandarían.

            Finalmente le metimos por el medio de la laguna apuntando al waypoint que marcaba el inicio de camino visible según nuestro relevamiento teórico. Fueron casi 8 kilómetros de fondo arenoso que requirió motores bien alegres y que estuvimos con el corazón en la boca debido al recuerdo del primer día de Pablo en la lejana laguna Palacios.

            Fue un paseo inolvidable, con la hermosa sensación de “se hace camino al andar” al ver por los espejos las "huellas que no volverás a pisar",  que dejaban las chatas a la espera que alguna futura inundación las borre…..


Caminante no hay caminos....


... se hace camino al andar....
 

Que más se puede decir ....  Off-road del más puro


La sensación de circular por un lugar irrepetible, en vivo


Al final de la laguna seca, apareció una sísmica o algo parecido y encontramos la huella

            Al llegar al final de la laguna, apareció la huella que coincidía con el track, a la vez que la silueta de los tres cerros que caracterizan al paraje Tres Cerros se recortaban en el horizonte, dando el indicio que podríamos apagar la sed de nafta de alguna de las chatas sufrían, que ya venían andando con el olor.

 
Allá lejos se veían los Tres Cerros

            Pero algo tenía que salir  mal, al llegar sedientos de nafta a la YPF  de Tres Cerros sobre la RN 3, no tenían nafta y tampoco sabían cuando tendrían. Las cuatro nafteras, al horno y el plan previsto, a la basura, sobre todo el deseado campamento en Bahía Laura frente al mar.

 
Desazón en Tres Cerros...

            Enseguida, empezamos a estudiar los mapas y las alternativas: Fitz Roy, San Julián, Puerto Deseado, ir a Bahía Laura y alguna regresa a buscar combustible, etc. fueron algunas de las ideas tiradas. Esto no estaba en nuestros planes. 

            Finalmente, decidimos ir a Puerto Deseado por ripio, que era más corto y seguro y,  de paso, hacíamos  la próxima confluencia, la 48°S 67°O. Tuvimos que resignar Bahía Laura, mejor dicho el campamento que pensábamos hacer para festejar el cruce.

            Dormiríamos en Puerto Deseado y mañana temprano retomaríamos el plan sin el campamento. Otra vez será. Si alguno se quedaba sin nafta, iba a ser cerca de Puerto Deseado y entonces lo remolcábamos ó le acercábamos nafta con los bidones.

            De nuevo al ripio aunque ahora a marcha económica. RP 87, luego RP 47 hasta el acceso a las estancias La Julia y Aguada del Loro. Un par de tranqueras cerradas sin candado y ahora puestos habitados y ovejas en el campo. De nuevo el peligro de que no nos dejen entrar.

            La primera estancia la pasamos de largo sin problemas y en Aguada del Loro pasamos a pedir permiso ya que nos teníamos que salir de la huella. Un paisano nos atendió amablemente y nos permitió seguir enseguida pese a que seis chatas de golpe en un puesto son medio intimidantes en esas soledades.

 
El puesto de Aguada del Loro

            Desde el puesto estábamos a 4 kilómetros del objetivo; los tracks trazados teóricamente nos llevaron al cauce seco que habíamos visto, cuyo recorrido de 1500 metros nos depositaría en la confluencia tal lo planeado.

            Pero no hizo falta seguir el cauce porque cruzándolo y subiendo un poquito una pampa con poca vegetación se convirtió en una pista de carreras para alcanzar el objetivo. Parecíamos los dibujitos de los “Autos Locos” corriendo todos hacia alguna parte..... 
Yo iba con Pierre....jajajajaja

 
Se acuerdan de los autos locos?

            Con riesgo cierto de aburrir, lográbamos la décima confluencia del viaje, poniendo otra vez las chatas sobre la misma.  La bautizamos GUSTAVO “GOOFY” RUA y nos sacamos una hermosa foto con todas las chatas en fila.

            Recién nos dimos cuenta que era la tercera del día o sea que sin proponérnoslo, logramos los famosas "tres al hilo" !!!

 
Ni siquiera hizo falta sacar los GPS de sus soportes para lograr los ceros


Otro lugar impensable de visitar a no ser por las caprichosas líneas geográficas



Goofy rodeado de las cuatro fotos obligatorias para "escriturar" su confluencia

Que estarán haciendo estos dos?

 
Estaban preparando esta hermosa foto, estacionados sobre la confluencia

            Desandamos el camino hasta el puesto Agua del Loro, saludamos al paisano y salimos por un atajo a la RP 47 tratando de llegar con el combustible a Puerto Deseado, del cual estábamos todavía a 70 kilómetros de camino.


El puesto Aguada del Loro al regreso y los cuatro volviendo de hacer RRPP con el paisano

El bypass sobre la RP 87 para alcanzar la confluencia

            La ruta estaba muy buena y por un momento nos olvidamos que andábamos escasos de combustible, pero la realidad nos golpeó enseguida: la primera en palmar fue la más poderosa, o sea la Nativa de los Huincas. Pese a que la Vitara le había convidado un bidón de 10 litros en Tres Cerros, creo que no lo llegó ni a saborear.

            Ahí decidimos dividirnos en tres grupos: las gasoleras, con los bidones se rían rápido a Puerto Deseado a rellenarlos con nafta, ya que ellas llegaban seguro; Pampa y Julián seguirían despacio tratando de economizar para llegar porque tenían chance de hacerlo y Guillermo le hacía el aguante a Marcelo mientras llegaban los refuerzos. Si podían se iban a mover hacía Deseado compartiendo nafta o remolcándose y si no, se quedaban mateando.

 
RP 87 al atardecer

            Finalmente Julián y yo llegamos a Deseado con el olor (Pese a un piquete que nos hizo retroceder para entrar por un camino vecinal, lo que nos recordó que seguíamos en Argentina), Guillermo lo remolcó a Marcelo hasta Tellier (20 kilómetros antes de Puerto Deseado, sobre el asfalto) y Christian con los bidones les salió al encuentro para reaprovisionarlos. Pablo se quedó esperando en Puerto Deseado mientras reparaba una pérdida en el radiador con los polvitos mágicos.

            Una vez reagrupados, llenamos todos los tanques, buscamos un hotel, salimos a cenar y dimos por terminado otro largo día, sabiendo que el cruce transversal a través del paralelo 48 lo teníamos al alcance de la mano.

  
Solitarias calles de Puerto Deseado por la noche

El recorrido del día 7

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